El décimo “Gallico” recayó por segunda vez en un profesional del periodismo, esta vez radiofónico, el popular D. Goyo que con sus 70 años no cabía en sí de alegría. Según explicó el premio lo recibía porque aunque “las palabras se las lleva el viento, por lo visto se registran en la mente y en el agradecimiento de mucha gente; quizás porque he tocado esas teclas sensibles, humanas, cercanas, pamplonesas, en Navidad, Cáritas, la Meca y las Hermanitas de los Pobres; el Osasuna, que es un hijo que da muchos dolores; la Javierada del Dolor, la hora blanca, los críos y eso va calando”.

La entrega la hizo el entonces Presidente Pedro Del Guayo y recordó la extensa y popular vida radiofónica de Don Goyo, citándose muchas anécdotas y curiosidades de su polifacética actividad como locutor, no faltando una evocación del “Tío Ramón” director durante años de la emisora Radio Requeté.

Don Goyo, en su discurso aludió al nuevo mandamiento que se ha inventado, el undécimo:

“Respetarás al prójimo como a ti mismo”.

“Pido respeto porque amar ya es mucho, hay que ser un santo: es imposible un mundo tan egoísta, porque somos bastante malachos, como dicen en la Ribera. Pero con el respeto conseguiríamos al menos la paz y la concordia y que el mundo fuera como el NAPARDI”. Añadió que dedicaba su distinción “a todos los que defienden Pamplona”.

Pedro Del Guayo califió a Don Goyo de “un todo terreno de la radio, que ha pasado 50 años amando Pamplona y siempre dedicado a las personas humildes”.